
Categoría: Inspiración
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Separemos los tantos
Se puede no estar de acuerdo con alguien sin que eso signifique odiarlo.
Puede no gustarte una parte de una persona, y otra si.
Se puede perdonar a alguien aunque no te haya pedido perdón.
Se puede ser agradecido por una parte de tu historia con alguien, aunque también te haya lastimado.
Ser amable incluso con aquellos que no son nuestros amigos no es de careta, es de persona madura.
Las cosas en la vida no son blanco o negro, y el que no lo entiende solo se hace daño a si mismo y a los que lo rodean.
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Stephen King me da la razón

Odiaba el colegio.
No confío en nadie que mire hacia atrás a los años entre 14 y 18 con algo de alegría.
Si te gustaba ser un adolescente, hay algo realmente mal con vos.
…no por nada es uno de mis autores favoritos.
(Para el perdido, esto viene a colación de mi post Nostalgia Cero)
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La belleza irreal
El tema de los estándares de belleza es tan amplio que me sería imposible abordarlo en un solo post. Pero voy a hacer el intento de contarles algo que vengo pensando hace mucho tiempo, y ser concisa, para que me puedan leer hasta el final.
Y lo que venía pensando es cómo nos enferman los «modelos» de belleza actuales. Nos enferman mucho, por muchos motivos, pero sobre todo por uno: no son reales. Y no me refiero a que «no son posibles para el 90% de las chicas». Me refiero a que no existen en la vida real.
Cuando vemos a una hermosa modelo en una revista, o en la tele, o en los afiches de la calle, a la mayoría de nosotras (y supongo que a los hombres le debe pasar similar con sus contrapartes masculinas) se nos hace un pequeño vacío en el estómago, sabiendo que nunca seremos como ellas. Nuestros dientes no están tan derechos, ni nuestra piel tan lisa, nuestras lolas no tienen el tamaño adecuado, no somos ni tan flacas, ni tan altas, y la piel firma no la vemos así en el espejo desde los 11 años. Todos conocemos la sensación.
Pero lo que nos solemos olvidar es que esas modelos tampoco van a llegar a ser así, nunca. No son una imagen real. Detrás de esas mujeres, hermosas como son, hay luz, maquillaje, producción, Photoshop y un sinfín de retoques que dejan un resultado final a veces muy diferente de lo inicial. No me refiero a la inocente coquetería de borrar una arruga o disimular un rollito. Me refiero a un cambio fuerte:
Lo terrible del caso es que esas mujeres son hermosas de por sí, como lo somos casi todas de algún modo. Pero la maquinaria ¿publicitaria? ¿capitalista? hace que terminemos adorando figuras artificiales que jamás llegaremos a ser porque, simplemente, no existen. Creo que un buen ejemplo es lo que pasó con Katy Perry:

Katy Perry es una chica increíblemente linda, con una cara angelical y un cuerpazo envidiable. Y aún así, para salir en la tapa de Rolling Stone la tuvieron que «refinar» aún más. El resultado final es bonito, claro, pero es absolutamente ficticio. Ni siquiera la misma Katy Perry luce como su alter-ego en la revista. Algo muy parecido vi hace poco con Jessica Alba, otra diosa, y con otra actriz cuyo nombre no recuerdo, pero que también es muy bonita. Y si eso le pasa a ellas, ¿qué nos queda al resto de las «mortales»?Y a esto se le suma una postura muy hipócrita por parte de muchos, que quizás estén de acuerdo con lo que digo ahí arriba, pero cuando una chica «normal» se anima a sacarse fotos o vestirse de alguna manera sin ser «perfecta», la critiquen por gorda, fea, etc.
Construir una imagen más real de la belleza es tarea de todos. Empezar a amar nuestra panza no tan firme, los pocitos en las piernas, los pectorales que no se marcan como quisieran. No dejarnos estar, mimarnos, cuidarnos, estar sanos, es todo parte de amarnos como somos. Aunque para mí la verdadera belleza es interior, es cierto que el cuerpo es nuestro vehículo y hay que cuidarlo mucho. Pero parte de cuidarlo, es no angustiarlo pidiéndole que sea algo que no existe en esta vida.
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Mi apreciación sobre el pueblo chileno

Hay una cierta rivalidad entre el pueblo argentino y chileno que, aunque más débil con cada generación, es fácil de notar en comentarios tanto de un lado como del otro de la Cordillera. Yo nunca fui de sumarme a esa rivalidad, pero sí tengo que admitir que los acontecimientos de este año me han hecho apreciar al país vecino de una forma que nunca hubiese imaginado.
Este año, como todo el mundo sabe, Chile tuvo que pasar por algunas situaciones muy duras, no solo el reciente derrumbe y rescate en las minas de Copiapó, que mantuvieron a todos prendidos a la TV, sino también terremotos y tsunamis que destrozaron, literalmente, todo lo que encontraron a su paso.
Y en medio de todas estas adversidades descubrí en los hermanos de Chile una fuerza que me encantaría ver en mi propio país. Una unidad, una paz, una voluntad de seguir adelante que me dejaron conmovida y que creo que es su mayor tesoro.
La predisposición de sus ciudadanos, y de sus gobernantes. He mirado con profunda admiración la calma y los sentimientos que transmitían Bachelet en su momento y ahora Piñera en momentos críticos. Trataba de recordar algún presidente argentino que se haya comportado de esa forma y no podía.
Estas cosas suelen salir a la luz en los momentos de mayor adversidad, pero cuando lo hacen, es necesario reconocerlas y felicitarlas.
¡Viva Chile, mierda! :)
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Asuntos pendientes

En otra edición de conociendo a Ceci y dándonos cuenta que es «especial»: Si hay algo que me perturba en esta vida, son los asuntos pendientes. Las cosas por hacer, por decir, por resolver.
Para mí, los asuntos pendientes son como pesas de muchos kilos, toneladas a veces, que se alojan en mi mente y no me dejan en paz. Algunas más grandes, otras más chicas, pero siempre ahí, recordándome que hay algo sin resolver.
Los asuntos pendientes en mi vida vienen de todas las formas y colores, y es mucho más el peso que tienen en mi mente, que en la vida real. Pueden ser llamadas que no hice, una tesina, una charla, comer más sano o ir a ver el reestreno de una película que me perdí la primera vez. No todas son cosas malas, de hecho la mayoría son completamente inocuas, pero el hecho de que estén pendientes por hacer me vuelve loca.
De la misma forma, una de las cosas que más placer me produce es tachar ítems de mi lista de pendientes. Un trabajo entregado, un pago cobrado, una llamada hecha, un libro leído. Cada pendiente completado es un peso menos, me hace sentir físicamente más liviana, y la sensación puede durarme por días.
En estos días me saqué de encima un par de pendientes de los pesados, aunque me quedan unos cuantos más en la lista. Lista que nunca está vacía, por cierto, porque sale uno, y entra otro.
De todas formas, la perturbación que me cusan los pendientes en mi mente tienen su contraparte gataflorezca: cuando pienso en no tener absolutamente nada más que hacer, no es felicidad lo que me imagino, sino alivio pero algo de ansiedad también.
Al fin y al cabo, no comparto eso de que la mente busca la homeostasis, sino que todos necesitamos el grado justo de excitación y estimulación.
PD: Cada vez que pienso en la frase «asuntos pendientes» me acuerdo de la película de Casper.
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¿Cómo ves a las personas por default?

La semana pasada, pensaba que a veces me siento demasiado ingenua
por no decir una pelotuda importante. Y es que a pesar de que en mi vida me he encontrado con un personaje nefasto tras otro, en el fondo, para mí las personas siguen siendo «buenas por default».Es decir, yo conozco a alguien, y lo más probable es que asuma que es una persona honesta, bien intencionada, amable, educada. No perfecta ni mucho menos, pero sí la base de «buena gente». Y es así como después me choco con las paredes.
Eventualmente siempre termino con el mismo dilema: ¿será que la gente es buena en general, pero las excepciones son más llamativas? En ese caso, yo tendría razón y las eventuales decepciones, por más tristes o molestas que puedan ser, solo son excepciones que confirman la regla.
¿O será que, en realidad, yo espero cosas demasiado buenas de las personas, que no corresponden con la realidad de su naturaleza? Y en ese caso es solo lógico que me decepcione cada vez que vea las cosas «como son». Y «como son» no significa que sean una basura humana (más de una vez dije que no creo en las dicotomías), simplemente me siento desilusionada por haber creído en alguna característica que finalmente no estaba allí. Y tampoco quiere decir que yo la tenga.
De todas formas, esto no es más que reflexión vacía. Más allá de las desilusiones, la realidad es que mi vida está llena de gente maravillosa, y quizás no los hubiese conocido si no hubiese creído en ellos desde el principio. Y sé que así es como soy, que por más que lo intente, por más que me diga «de ahora en más no confío en la gente», en realidad lo voy a seguir haciendo.
Así que les paso la pregunta a ustedes. ¿Cómo ven a las personas «por default»?
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Obsesiva

Soy obsesiva, lo admito. No patológicamente obsesiva, no terriblemente ni enfermizamente obsesiva, pero obsesiva al fin y al cabo.
Hay cosas que me sacan de quicio y no logro estar en paz mental hasta que no están resueltas.
Una de ellas es no saber dónde están mis cosas. No importa si es una remera que no voy a usar hasta dentro de 3 meses, necesito saber en dónde está, sea en mi armario donde pertenece, o en un bollo con la ropa para lavar, eso no importa, pero necesito saber dónde está. Lo mismo con mi viejo iPod nano que ya nunca uso, mi maquillaje, mis juegos, todo. Necesito saber dónde están mis cosas.
La otra tiene que ver con problemas que no puedo resolver, particularmente asociados a la tecnología. Un driver, un ícono faltante, un mensaje de error que no me impide trabajar pero ¡el horror! Hasta no saber a qué se debe y cómo arreglarlo, mi mente no descansa. Simplemente me obsesiono con poder resolver esas cuestiones.
Hoy puntualmente me aqueja el consumo de datos 3G (bueno, «»»»»3G»»»»») de mi línea de Personal. Es obscenamente alto y no tiene correlato con la realidad de mi consumo. O sea, mandar 3 DMs desde Twitter simplemente no puede gastarme 4MB de datos. No hay forma, es imposible.
Y entonces estoy ahí, rompiéndome la cabeza con si habrá algún proceso de fondo comiéndome datos, si Seesmic quizás consume mucho más de lo que parece, o si es Personal que sigue tratando de cobrarme por datos que no consumo.
Me obsesiona y no puedo concentrarme ni trabajar, necesito poder resolverlo, ponerle luz a este misterio.
Foto: Margaret


