Categoría: Ceci

  • El nunca más de cada uno

    Un tiempo atrás estuve pensando en lo mal que me dejé tratar en mi pasado, en cómo me dejé forrear, en cómo me sometí a mí misma a situaciones que vistas en retrospectiva era inaceptables.

    Seguramente el contraste con mi situación actual me permite ver con claridad esos momentos. Cuando estás en arenas movedizas llegándote al cuello no te das cuenta (o quizás si, pero no sabés cómo salir de ahí), pero cuando lograste estar en un punto firme de tu vida, todo se vuelve más claro. Y entonces no te queda otra que reconocer que si estuviste así, fue porque dejaste que suceda.

    No por esto excuso a las otras personas involucradas (en situaciones tan complejas que no podría empezar a escribirlas aquí), pero sí pienso que yo lo acepté, yo le di lugar.

    Y como siempre, está en cada uno el poder capitalizar los malos momentos de los que fuimos cómplices pasivos, ponernos fuertes, y hacernos cargo de nuestras vidas día a día para que eso no pase nunca más.

    Creo que la gente lo llama «madurar».

  • Blast from the past

    Anoche estaba volviendo a casa, agotada, pensando en cualquier cosa, cuando alguien me llamó por mi nombre. Pero no el que figura en el documento, sino ese que usaba hace tiempo y a lo lejos en los foros de animé cuando recién arrancaba la década.

    Un viejo amigo a quien no veía desde hace al menos 6 ó 7 años me había reconocido mientras yo iba distraída, y nos pusimos a charlar un rato largo. Una de esas charlas con quien compartiste mucho en el pasado, y que sabés que actualmente las vidas de ambos son completamente diferentes.

    Me resultó divertido, lo vi grande, maduro, cambiado. Me gusta cuando pasan esas cosas, cuando puedo encontrarme con gente de mi pasado y ver que han avanzado en un largo camino, dejando atrás la etapa que en algún momento nos unió.

    De todo lo que me dijo, hay algo que me puso particularmente contenta. Cuando le conté que tengo blogs y me dedico a esto, me comentó que siempre le pareció que yo escribía muy bien, que tenía un buen estilo de redacción, y una forma de escribir clara y precisa, separando bien los tantos (en largos posts en el foro).

    Me hace sonreír pensar que eso haya sido así desde hace tanto, y que aunque nunca me lo hayan dicho, había alguien que podía reconocer en mí lo que hoy es una de las cosas que más me gustan de mi persona.

  • El círculo de las piernas

    Mis piernas están blanco leche.

    Por eso no uso polleras ni shortcitos.

    Por eso nunca se me broncean.

    Por eso siguen estando blanco leche.

    Por eso no uso polleras ni shortcitos.

    Por eso nunca se me broncean…

    …y así hasta Dios sabe cuándo.

    Foto de Bahman Farzad

  • Juani

    Anoche soñé con ella.

    Era parte de un sueño más grande, una temática recurrente en mí: estoy corriendo, escapando de algo o alguien en algún enorme edificio lleno de escaleras. Subo y bajo, me meto en corredores estrechos, con la esperanza de que quien me persigue pierda mi rastro.

    Y entonces, después de subir y bajar incontables tramos de escalones, llego a un lugar cálidamente iluminado, y ahí está ella.

    Está radiante, en camisón blanco con algún estampado delicado, casi infantil. Su piel se ve sana, hermosa, su pelo lacio, abundante. Está bailando, y yo sé que va a estar todo bien, que ella está ahí.

    Me despierto, no recuerdo el sueño hasta un par de horas más tarde. Escribo esto desde el 5 para no olvidarme.

    Con lágrimas en los ojos, recuerdo que aunque su cuerpo se haya muerto hace meses, está viva en el corazón de todos los que la amamos, y a los que ella amó tan incondicionalmente.

    Y si hay un cielo, sé que desde ahí arriba me cuida, y que algún día, dentro de muchos años, la voy a abrazar de nuevo, y agradecerle todo el amor que me dio en vida.

  • Buenas influencias

    Me doy cuenta de qué buena influencia es en mi vida, cuando en mi Tumblr posteo cosas como esta.

    Me doy cuenta de muchas otras cosas también.

  • I’m a big girl now

    Y entonces un día desperté a mi mamá solo para decirle:

    «Ma, te voy a hacer una cuenta de usuario en mi computadora, porque es la más rápida de la casa y ahí vas a poder trabajar mejor».

    Probablemente la más fuerte demostración de amor que le haya hecho.

  • Necesito

    En 10 segundos, sin soplar y sin repetir, las cosas que quiero hacer en este momento. Comenzando, ya:

    Que sea viernes de nuevo. Salir, tomar, bailar. Dormir hasta tarde (preferentemente cuchareando). Tomar sol, mucho sol. Ver la segunda temporada de Dexter. Que lleguen ya las vacaciones. Tener mi tesina mágicamente terminada. Sentir arena bajo mis pies descalzos. Tener mi iPad. ¿Ya dije salir? Subirme a un avión y escaparme a París.

    Ahora ustedes.

  • Asuntos pendientes

    En otra edición de conociendo a Ceci y dándonos cuenta que es «especial»: Si hay algo que me perturba en esta vida, son los asuntos pendientes. Las cosas por hacer, por decir, por resolver.

    Para mí, los asuntos pendientes son como pesas de muchos kilos, toneladas a veces, que se alojan en mi mente y no me dejan en paz. Algunas más grandes, otras más chicas, pero siempre ahí, recordándome que hay algo sin resolver.

    Los asuntos pendientes en mi vida vienen de todas las formas y colores, y es mucho más el peso que tienen en mi mente, que en la vida real. Pueden ser llamadas que no hice, una tesina, una charla, comer más sano o ir a ver el reestreno de una película que me perdí la primera vez. No todas son cosas malas, de hecho la mayoría son completamente inocuas, pero el hecho de que estén pendientes por hacer me vuelve loca.

    De la misma forma, una de las cosas que más placer me produce es tachar ítems de mi lista de pendientes. Un trabajo entregado, un pago cobrado, una llamada hecha, un libro leído. Cada pendiente completado es un peso menos, me hace sentir físicamente más liviana, y la sensación puede durarme por días.

    En estos días me saqué de encima un par de pendientes de los pesados, aunque me quedan unos cuantos más en la lista. Lista que nunca está vacía, por cierto, porque sale uno, y entra otro.

    De todas formas, la perturbación que me cusan los pendientes en mi mente tienen su contraparte gataflorezca: cuando pienso en no tener absolutamente nada más que hacer, no es felicidad lo que me imagino, sino alivio pero algo de ansiedad también.

    Al fin y al cabo, no comparto eso de que la mente busca la homeostasis, sino que todos necesitamos el grado justo de excitación y estimulación.

    PD: Cada vez que pienso en la frase «asuntos pendientes» me acuerdo de la película de Casper.

  • Happy beggining (para @peluz y @fabiomb)

    Muchas felicidades a Fabio y Gime, que hoy dan el sí en el civil.

    Cuando era chica, esto sería el «final feliz» del cuento. Pero ahora entiendo que es algo mejor, es solo el comienzo.

    ¡¡Felicidades chicos!! :D

  • Obsesiva

    Soy obsesiva, lo admito. No patológicamente obsesiva, no terriblemente ni enfermizamente obsesiva, pero obsesiva al fin y al cabo.

    Hay cosas que me sacan de quicio y no logro estar en paz mental hasta que no están resueltas.

    Una de ellas es no saber dónde están mis cosas. No importa si es una remera que no voy a usar hasta dentro de 3 meses, necesito saber en dónde está, sea en mi armario donde pertenece, o en un bollo con la ropa para lavar, eso no importa, pero necesito saber dónde está. Lo mismo con mi viejo iPod nano que ya nunca uso, mi maquillaje, mis juegos, todo. Necesito saber dónde están mis cosas.

    La otra tiene que ver con problemas que no puedo resolver, particularmente asociados a la tecnología. Un driver, un ícono faltante, un mensaje de error que no me impide trabajar pero ¡el horror! Hasta no saber a qué se debe y cómo arreglarlo, mi mente no descansa. Simplemente me obsesiono con poder resolver esas cuestiones.

    Hoy puntualmente me aqueja el consumo de datos 3G (bueno, «»»»»3G»»»»») de mi línea de Personal. Es obscenamente alto y no tiene correlato con la realidad de mi consumo. O sea, mandar 3 DMs desde Twitter simplemente no puede gastarme 4MB de datos. No hay forma, es imposible.

    Y entonces estoy ahí, rompiéndome la cabeza con si habrá algún proceso de fondo comiéndome datos, si Seesmic quizás consume mucho más de lo que parece, o si es Personal que sigue tratando de cobrarme por datos que no consumo.

    Me obsesiona y no puedo concentrarme ni trabajar, necesito poder resolverlo, ponerle luz a este misterio.

    Foto: Margaret