Etiqueta: Viajar

  • Viajar sin computadora

    20140314-060243.jpg

    Siempre que viajo me llevo mi computadora, sea mi Ultrabook o la Macbook del trabajo. Solamente la dejé en casa para las vacaciones en Disney el año pasado, y sobre todo porque con mi novio habíamos decidido que íbamos a llevar una sola para los dos, y la de él es mejor.

    Este año, para las vacaciones por el viejo mundo, decidimos viajar sin compu ninguno de los dos.

    Me da cosa, la verdad, porque siento que más allá de llevar el teléfono, es lo más desconectada que voy a estar en mucho tiempo. Y él también.

    Me compré un teclado Bluetooth para el iPad (que sí me la voy a llevar, porque es lo mejor que hay para un viaje), para poder escribir desde allá. Pero una tablet es más para consumir contenidos que para producirlos.

    Nada de hacer posts elaborados, ni editar fotos, ni hacer cosas complejas. Les confieso que hasta me da un poquito de ansiedad.

    Eso sí, no se imaginan lo liviano que va mi bolso de mano ahora ;)

    Dos semanas enteras sin computadora. ¿Cuándo fue la última vez?

  • Next stop: São Paulo

    sao_paulo

    Este miércoles embarco nuevamente, esta vez a un destino más cercano pero igual de desconocido para mí: São Paulo, Brasil.

    Este va a ser mi viaje más espontáneo hasta ahora. Me enteré de un evento al que me interesa muchísimo asistir, conseguí entradas, canjeé mis millas de United y con menos de 10 días de anticipación reservé el hotel.

    Estoy muy feliz por este viaje, porque además de poder ir al evento, voy a trabajar un par de días en el mismo lugar con mi amiga y colega Lygia, la persona con la que más hablo en la semana aunque estemos a miles de kilómetros de distancia, y al fin voy a poder conocer a Ana, una deuda pendiente desde hace ya mucho tiempo.

    Me pone un poco nerviosa el tema de no hablar portugués, ahora sí que no voy a poder disimular que soy extranjera, pero al menos es un país hermano y limítrofe.

    El desafío: viajar solo con equipaje de mano, lo mínimo indispensable, no despachar equipaje, y no hacer compras allá (salvo que los precios sean mucho mejores, cosa que desconozco). Tengo ganas de que sea un viaje simple y express.

    Salgo el miércoles a la mañana, y para el domingo al mediodía ya voy a estar de vuelta en casa.

    Beijos!

  • Chica de hotel

    Soñar no cuesta nada...
    Soñar no cuesta nada…

    Uno de los principales obstáculos al momento de viajar, es, sin dudas, lo caro que puede volverse. Entre pasajes, comida, alojamientos y alguna que otra visita turística, las cuentas se van hasta el techo.

    Sin embargo, siempre me acuerdo de las palabras de mi amigo Juancho: «Viaja el que quiere, no solo el que puede«.

    A lo que se refería Juancho es que, dejando de lado gastos como los pasajes, hay muchas formas de que el viaje no sea tan caro, es solo cuestión de abrir un poco la cabeza y animarse.

    Es que, verán, yo me considero por lo general una «chica de hotel». Disfruto mucho de la experiencia clásica de viajar: amo el viaje en avión, y también amo estar en un hotel. La habitación siempre limpia, los «amenities» del baño, las camas mullidas y con muchos almohadones. Son lujos y comodidades que no tengo en casa –mejor dicho, lo tengo, pero lo hago todo yo, nadie lo hace por mí.

    El tema es que claro, si uno tiene una idea de viajar seguido, te drena el presupuesto, o te limita a hacerlo cada par de años.

    Me gustaría probar alguna vez lo que hacen otros amigos míos, que buscan departamentos de alquiler temporario, o también appart-hotels. No sé exactamente cuánto te ahorrás con el alojamiento en sí mismo, pero por ejemplo, para el tema de las comidas el presupuesto baja un montón, porque podés cocinarte en tu propia «casa».

    Los hosteles para mí están fuera de la cuestión, salvo contadísimas excepciones como puede ser viajar con muchos amigos. No me siento segura compartiendo habitación con desconocidos, donde cualquiera puede acceder a mis cosas. (Si alguno de ustedes tiene argumentos para convencerme de lo contrario, son bienvenidos).

    Y por supuesto, siempre está la opción de crashear en la casa de algún amigo o pariente que viva justo en el lugar al que queremos ir, aunque para eso hay que tener suerte.

    Para los que también se consideren «gente de hotel», tengo algunos tips que me resultaron útiles en los últimos viajes (pregunten!), y para los que son más de departamentos temporarios o appart-hotels, ¿qué consejos me darían para sacar el mayor provecho de una experiencia así?

  • En tierra firme

    Durante los últimos meses estuve pero no estuve. Entre los viajes de trabajo a Miami y New York, y las vacaciones en Orlando, cuando no estaba en el exterior, estaba en casa ya planificando el siguiente viaje, y sin comprometerme en nada demasiado a largo plazo porque el siguiente avión ya estaba en mi calendario.

    Marzo, abril y mayo se suponía que iban a ser iguales, pero un cambio inesperado en el trabajo hizo que –en teoría– vaya a quedarme en tierra firme por al menos unos cuantos meses. Y aunque viajar es lo que más me gusta en el mundo, una parte de mí está contenta de estar en casa por un buen rato. Volver de verdad a Buenos Aires.

    Avión

    Estoy pensando en ir al cine, en llamar a mis amigas, en no hacer nada un fin de semana, en planificar cosas para el mismo lugar en el que estoy –y cuidar el presupuesto, que no viene nada mal. Hasta creo que me voy a anotar en clases de actuación, algo que venía pensando hace bastante tiempo.

    Mi mente estuvo tan viajera que una buena dosis de home-sweet-home era quizás lo que más estaba necesitando.

    PD: Sí, este post peca un poco de #FirstWorldProblem, pero déjenme disfrutarlo mientras dure!

  • Quiero traer el espíritu viajero a casa

    «No te amo por quien eres, sino por quien soy yo cuando estoy contigo». Frase cursi y pegajosa, que en mi imaginación está salida de algún episodio de Dawson’s Creek, y que me parece una receta segura al fracaso de cualquier relación.

    Excepto conmigo y los viajes.

    image

    Estos días que estuve recorriendo Manhattan sola me di cuenta de que no me enamoran solamente las ciudades que conozco, aunque hermosas y maravillosas en si mismas.

    Me enamora la persona que soy yo cuando estoy de viaje. Soy realmente una de mis mejores versiones.

    Le presto atención a cada detalle, porque todo me parece increíble. Y no me quedo adentro, aunque haga frío o llueva, porque hay tanto por ver.

    Me tomo el tiempo para visitar museos y parques. No me irrito por los otros turistas, al cabo, estamos todos en la misma.

    Noto las funciones en el cine, y las obras de teatro. Pienso que ojalá tuviese el tiempo de verlas todas.

    Y en este último viaje me cayó la ficha: ¿por qué no puedo ser esa persona un poco todos los días?

    Si, seguro que acá en casa trabajo y al final del día estoy agotada, y que conozco bastante bien mi ciudad. Pero aún tengo tanto por ver, por hacer, por conocer.

    Así que es mi firme propósito (uno de los tantos que estoy haciéndome este año) traer a la Ceci de viaje a casa, que se quede conmigo.

    Porque amo la Ceci que soy cuando estoy de viaje, pero creo que con voluntad puedo tener ese espíritu en cualquier momento.

  • Next stop: New York

    Nada como empezar un año viajando, y aunque mis añoradas vacaciones recién serán a finales de febrero, tengo la bendición de estar yéndome este viernes a New York para una semana de trabajo que promete ser intensa y emocionante.

    Reuniones, trabajo, eventos, luces, rascacielos, y frío. Mucho. Frío.

    new york

    Todavía no preparé la valija, y para alguien que empieza a guardar cosas 10 días antes, eso es un factor de estrés importante. No sé bien cómo combinar la ropa abrigada y el look profesional. Mi estilo varía entre vestidito de oficina para lo formal, y quince capas de ropa para el frío.

    ¡Recurro a la sabiduría de mis lectoras mujeres para que me aconsejen!

    El tema de conocer la ciudad en los momentos en los que no esté trabajando lo tengo bastante organizado: Tripadvisor y Foursquare son mis mejores aliados. La verdad es que estoy viajando mucho sola últimamente y con esas dos apps me muevo como si estuviese en mi propia ciudad.

    Prometo sacar fotos, filmar todo lo que pueda, y volver a Buenos Aires con ganas de volver a New York.

  • Mi experiencia en Economy Plus de United Airlines

    United Airlines tiene desde hace ya un tiempo una categoría especial dentro de su clase económica o turista que se llama “Economy Plus”, y que básicamente consiste en los asientos de delante de todo en la cabina turista, pero con un poco más de espacio para las piernas, y abordaje prioritario.

    Para poder hacerse con uno de los asientos de Economy Plus hay que pagar un extra que ronda en los $100 dólares para viajes largos, y es por esa diferencia de dinero que nunca me llamó la atención, hasta que mi novio (que mide casi 2 metros) aprovechó esta categoría para un viaje largo y no paraba de recomendármelo.

    Aprovechando un viaje de trabajo, decidí pagarme de mi propio bolsillo (el resto del viaje es por trabajo) el upgrade a Economy Plus… y me parece que es un viaje de ida. Figurativamente hablando, claro está.

    No sé si será así siempre, pero con mi ticket de Economy Plus abordé con el primer grupo. El tiempo para abordar no me quita el sueño realmente, yo soy de las que se queda sentada esperando hasta que se termina la fila, sé que nadie me va a quitar el asiento. Pero abordar primero tiene una ventaja que no se me había ocurrido: entrás al avión y el pasillo está vacío, sin gente tomándose 10 minutos para guardar sus maletas, o familias paradas en los pasillos charlando como si no hubiese 100 personas haciendo fila para pasar a sus asientos.

    Entré al avión, puse mi mochila abajo del asiento de adelante, y me senté tranquilísima a esperar que el avión se llene.

    De inmediato se nota la diferencia de espacio para las piernas. Voy a ser sincera: a mí con mi poco-más-de-metro-y-medio de altura no me afecta demasiado, pero aun siendo bajita me dio más movilidad sin molestar al señor de al lado. Y si sos alto y tenés piernas largas, me imagino que debe ser una bendición.

    (más…)

  • Viajar, viajar, viajar

    Me encanta viajar. Me encanta como pocas cosas en esta vida. Me gusta todo, desde preparar la valija hasta hacer el check-in en el aeropuerto, la comida del avión, las versiones miniatura de todo lo imaginable para que entren en el bolso de mano, conocer lugares nuevos, sus historias y costumbres.

    Viajar me hace feliz, no importa si son unos pocos kilómetros o a través de los océanos. Y si alguien me preguntase que quiero hacer en mi vida, sin titubear le diría que viajar.