Etiqueta: Tristeza

  • Volver a sonreír :)

    El año pasado, tuve unos meses en los que la pasé realmente mal, ¿se acuerdan?

    La verdad estaba muy triste y enojada, y había entrado en un círculo vicioso del cual me costaba mucho salir.

    Es que claro, había muchas situaciones externas sobre las cuales no tenía ningún control y no podía cambiar, como la depresión de mi madre o la bancarrota de mi familia.

    Pero me había olvidado que había cosas que yo sí podía hacer para estar mejor, para volver a sonreír.

    Esto fue lo que hice para devolverle un poco de felicidad a mis días:

  • El sábado falleció mi abuelo

    No sabía como titularlo, así que eso. El sábado falleció mi abuelo y me tocó despedirlo a la distancia.

    No es el lugar ni el momento para explayarme sobre el tema, pero me parecía que no podía seguir como si nada sin al menos mencionarlo.

    Toda la vida voy a estar orgullosa de ser su nieta. Fue el mejor abuelo del mundo. Me contaba cuentos y me sacaba chocolates de la panza. Y lo voy a extrañar horrores.

    La mejor forma de honrarlo es disfrutar del viaje a pesar de la tristeza, y en es estoy.

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  • Desaparecida en acción, parte 2

    Triste

    Siempre me prometí a mí misma que no iba a ser nunca uno de esos bloggers que empieza un post diciendo «perdón, hace mucho que no escribo», así que no lo voy a hacer. Pero ustedes me entienden.

    El último mes y medio, o dos, viene siendo bastante duro, y me drenó de toda voluntad incluso para hacer las cosas que me gustan. Con la hermosa excepción de la semana en San Francisco, que ahora parece haber sucedido hace 10 años, estoy pasando por un momento bastante complicado. Jodido.

    Siempre me referí a estos temas con bastante vueltas en el blog, pero hoy voy a tratar de ser lo más sincera posible, porque si no, ¿para qué sigo haciendo esto?

    Mis viejos están en problemas financieros. Feos. De esos que no sabés cómo van a hacer para salir. Eso significa que yo, que todavía no cumplí ni los 29, estoy teniendo que mantenerlos junto a mi hermana, que recién cumplió 25 la semana pasada.

    Esto es no solo estresante a nivel económico para mí, que me deja sin capacidad de ahorrar o de gastar mi merecida plata en lo que quiera, sino que es una preocupación terrible de fondo.

    Todo el tiempo pienso cómo van a salir de ésta, si algún día van a poder volver a ser autosuficientes, o si el «hacerse cargo de sus padres» que a muchos les llega a los 50, 60, a mí me habrá tocado antes de los 30.

    Mi papá es discapacitado visual, creo que eso lo saben, y encontrar trabajo es sumamente difícil para él, aunque haya sido un laburante toda su vida.

    Mi mamá se dedicó a ser ama de casa desde que me tuvo a mí, y salir a un trabajo formal por primera vez a los 51 (sí, es así de joven) es aterrador. Pero hey, si se enteran de alguien que pueda necesitar a una mujer con mucha garra y ganas de trabajar, no dejen de avisarme.

    Detrás de todo esto hay un contexto familiar más amplio sumamente turbio, pero bueno, de eso sí que no les puedo hablar en este momento.

    Me siento angustiada y preocupada. Cuando llego a casa a la noche ya no me queda voluntad para escribir, ni siquiera para jugar a algo. Solamente me quedo pasiva, en el sillón, mirando algún capítulo repetidísimo de alguna serie vieja, o yéndome a dormir temprano, para cerrar de una buena vez otro día lleno de preocupaciones.

    Desde que empecé a escribir online, hace más de 5 años, siempre traté de mantenerme positiva (para afuera y para adentro), incluso en los momentos más duros. Y definitivamente éste no es el primero, ni el último, ni probablemente el peor de todos.

    Pero ya no puedo poner buena cara al mal tiempo. Ya me quedé sin fuerza, sin ganas.

    Hoy sólo quiero que sepan que estoy así, triste, preocupada, vulnerable, frustrada.

    Así, nada más.

  • Escribiendo sobre la esperanza en momentos de tristeza

    Al ojo del lector observador (y bueno, del no muy observador también) no cuesta darse cuenta que estoy atravesando un momento muy difícil de mi vida personal. Habiendo sido una mujer muy positiva y optimista toda mi vida, me encuentro lidiando hace meses con problemas que cada vez se ponen peores, y con la sensación de que lo peor aún no ha sucedido, y que cada día cuesta más seguir adelante.

    Lo que seguramente no sepan es que mi trabajo final para tener finalmente la ansiada licenciatura en psicología es sobre las emociones positivas, el optimismo, la esperanza, la felicidad y la psicología positiva en general.

    No les puedo empezar a explicar lo difícil que es afrontar este tema en mi estado. Cuando tenés los ojos llenos de lágrimas y sentís una opresión terrible en el pecho, escribir sobre los efectos positivos de la esperanza sobre la salud parece una broma de mal gusto, y sobre el optimismo, se me ocurren muchas cavidades corporales donde podría mandarlo a guardar.

    Son muchos los días en los que siento que muero de tristeza, y la esperanza es como una vela que se está consumiendo, y que siento que en cualquier momento se va a apagar.

    Pero no voy a cambiar de tema. Voy a hacer mi trabajo sobre estos temas que algún día fueron tan cercanos y hoy me parecen pertenecientes a otra galaxia. Y lo voy a hacer porque creo firmemente en ellos. Creo que como profesional no solo puedo apuntar a curar enfermedades, sino ayudar a tener una vida lo más plena posible.

    Y porque, al fin y al cabo, es lo que quiero para mi vida también: una vida plena y con toda la felicidad que pueda tener en ella. Y todavía creo que es posible.

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