Esta entrega de Pequeñas Cosas solo la van a apreciar los que se manejan en transporte público y no tienen auto (o no saben manejar).
Pero pongámonos en clima: día eterno, estás agotado, y la vuelta a casa parece un martirio interminable de embotellamiento, rezar que el colectivo/tren/subte tenga algún asiento libre y que el tiempo pase rápido.
Entonces alguien te dice «estoy con el auto cerca, paso a buscarte».
La gloria misma.
(Gracias mamá)