En el contexto país en el que vivimos, creo que una de las peores epidemias que tenemos es que la gente piensa en absolutos: existen solo buenos y solo malos.
Si te gusta en Gobierno, son todos buenos y la oposición son todos malos.
Si te gusta el Grupo Clarín, son todos buenos y el Gobierno es todo malo.
Vamos, si hasta hoy parece que si no te gusta el Gobierno, Tinelli es el salvador del país.
El tema, amigos, es que la vida no se divide en «buenos» y «malos». Y es más: puede haber muchos «malos» al mismo tiempo.
Gobiernos corruptos, empresas que ponen sus intereses antes que los de la gente, estafadores, evasores. Que se peleen entre ellos no hace que unos sean bueno y los otros malos.
Entonces, me gustaría que este viernes tormentoso recordemos dos cosas:
1- Nadie es 100% bueno ni 100% malo.
2- Hay mucha gente que se caga en el pueblo, de muchos bandos diferentes; no te dejes convencer de lo contrario.
En fin, una reflexión express de un tema bastante complejo, pero que no quería dejar de mencionar, porque me pone mal cuando veo que hay personas que depositan su amor en un solo bando y su odio en el otro, y se olvidan que en el medio estamos nosotros, la gente común, que siempre salimos perdiendo.
Cada uno de nosotros tiene sus propias orientaciones. Pero no hay que olvidarse que la que más nos tiene que mover es la de cuidarnos mutuamente, más allá de toda ideología.
No recuerdo si me referí a este tema con anterioridad en el blog*, pero como es un tema que me gusta, va esta reflexión para el viernes.
Vas a cambiar de opinión mil veces. Eso es algo bueno. Solo los imbéciles nunca cambian de opinión.
~ Anna Rascouët-Paz
Recuerdo haber querido compartir con ustedes una tira de Stuff no one told me… que bien decía «Está bien cambiar de opinión con respecto a las cosas, solo tratá de ser coherente.»
El tema de los estándares de belleza es tan amplio que me sería imposible abordarlo en un solo post. Pero voy a hacer el intento de contarles algo que vengo pensando hace mucho tiempo, y ser concisa, para que me puedan leer hasta el final.
Y lo que venía pensando es cómo nos enferman los «modelos» de belleza actuales. Nos enferman mucho, por muchos motivos, pero sobre todo por uno: no son reales. Y no me refiero a que «no son posibles para el 90% de las chicas». Me refiero a que no existen en la vida real.
Cuando vemos a una hermosa modelo en una revista, o en la tele, o en los afiches de la calle, a la mayoría de nosotras (y supongo que a los hombres le debe pasar similar con sus contrapartes masculinas) se nos hace un pequeño vacío en el estómago, sabiendo que nunca seremos como ellas. Nuestros dientes no están tan derechos, ni nuestra piel tan lisa, nuestras lolas no tienen el tamaño adecuado, no somos ni tan flacas, ni tan altas, y la piel firma no la vemos así en el espejo desde los 11 años. Todos conocemos la sensación.
Pero lo que nos solemos olvidar es que esas modelos tampoco van a llegar a ser así, nunca. No son una imagen real. Detrás de esas mujeres, hermosas como son, hay luz, maquillaje, producción, Photoshop y un sinfín de retoques que dejan un resultado final a veces muy diferente de lo inicial. No me refiero a la inocente coquetería de borrar una arruga o disimular un rollito. Me refiero a un cambio fuerte:
Lo terrible del caso es que esas mujeres son hermosas de por sí, como lo somos casi todas de algún modo. Pero la maquinaria ¿publicitaria? ¿capitalista? hace que terminemos adorando figuras artificiales que jamás llegaremos a ser porque, simplemente, no existen. Creo que un buen ejemplo es lo que pasó con Katy Perry:
Katy Perry es una chica increíblemente linda, con una cara angelical y un cuerpazo envidiable. Y aún así, para salir en la tapa de Rolling Stone la tuvieron que «refinar» aún más. El resultado final es bonito, claro, pero es absolutamente ficticio. Ni siquiera la misma Katy Perry luce como su alter-ego en la revista. Algo muy parecido vi hace poco con Jessica Alba, otra diosa, y con otra actriz cuyo nombre no recuerdo, pero que también es muy bonita. Y si eso le pasa a ellas, ¿qué nos queda al resto de las «mortales»?
Y a esto se le suma una postura muy hipócrita por parte de muchos, que quizás estén de acuerdo con lo que digo ahí arriba, pero cuando una chica «normal» se anima a sacarse fotos o vestirse de alguna manera sin ser «perfecta», la critiquen por gorda, fea, etc.
Construir una imagen más real de la belleza es tarea de todos. Empezar a amar nuestra panza no tan firme, los pocitos en las piernas, los pectorales que no se marcan como quisieran. No dejarnos estar, mimarnos, cuidarnos, estar sanos, es todo parte de amarnos como somos. Aunque para mí la verdadera belleza es interior, es cierto que el cuerpo es nuestro vehículo y hay que cuidarlo mucho. Pero parte de cuidarlo, es no angustiarlo pidiéndole que sea algo que no existe en esta vida.