
Finalmente llegó el momento. Después de mucho tiempo interno y externo, es hora de abandonar el nido, y apenas puedo creerlo. Tanto que parecía tardar, y ahora todo se desenvuelve tan rápido.
Cada uno tiene sus tiempos, y la decisión de mudarse (y sobre todo en mi caso, que es para iniciar mi vida junto a la persona que amo) tiene que tomarse cuando uno está 100% listo. Apurar tiempos por expectativas sociales es algo que a la larga termina mal. Y además soy una late bloomer, qué quieren que les diga.
Ahora me toca empezar a separa qué me llevo, qué no, en dónde van a entrar mis cosas, e ir acostumbrándome a un barrio que no sea Flores por primera vez en mi vida.
Se termina una etapa, empieza otra. Estoy feliz y emocionada, y un poco nerviosa. ¡Aquí vamos!
