Si bien estudio psicología, el psicoanálisis no es mi corriente favorita (ni mi área de mayor conocimiento), así que cuando digo “compulsión a la repetición”, lo digo muy ligeramente.
Pero el otro día, leyendo mi viejo diario íntimo, encontré cosas que me dejaron bastante shockeada. Las mismas frustraciones, los mismos problemas, los mismos patrones, una y otra vez, con distintos escenarios y actores.
Noviembre de 2002 fue demasiado parecido a noviembre de 2008. Y en enero de 2006, escribí con la misma sensación de insatisfacción que sentí en diciembre de 2007 y octubre de 2008, sin haberme dado cuenta.
Leerse a uno mismo, como si viajásemos en un DeLorean al pasado, a veces nos trae estas sorpresas que nos dejan con un gusto amargo en la boca.
Pero a veces, en algunas áreas, podemos leer el enorme avance que hicimos, cuánto crecimos, los desafíos que superamos victoriosos. Y eso quiere decir que, aunque nos tropecemos con las mismas piedras un par de veces, igual seguimos avanzando.
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