¿Alguna vez cruzaron una calle, aunque el semáforo no esté a favor, solo porque no venía ningún auto? Qué pregunta la mía, seguro que sí. Todos lo hacemos, todo el tiempo.

Y seguramente les pasó que alguna de esas veces, a lo lejos, venía un auto acelerando aunque los vieran cruzar. Sí, estás cruzando mal y el auto tiene derecho a pasar. El auto acelera apurándote, desafiándote, mostrándote quién es el dueño de la calle.
Terminás de subir rápido a la vereda y medio segundo después sentís la ráfaga de aire del auto a toda velocidad a tus espaldas. Una velocidad habilitada pero innecesaria.
Cada vez que un auto «apura» a un peatón que está cruzando mal, pienso si no se dan cuenta de lo peligroso que es. Que si el peatón, en todo su error, llega a frenar o se tropieza, lo matan.
Nadie merece morir por un error. Y estoy segura que nadie quiere vivir con una muerte en su consciencia solo por «tener el derecho» a acelerar el auto. Pienso un montón en eso.
De la misma forma que el que sale a manejar borracho no solo se pone en riesgo a sí mismo sino a todos los que compartan su camino, es mejor movernos sabiendo que el otro puede cometer errores, y que por más equivocados que estén, como humanos tenemos que cuidarnos entre todos.
Hoy vi en Facebook esta publicidad sobre conciencia vial, y me alegra saber que no soy la única que lo piense así.