
Porque si tuviste un año genial, es un gran motivo para celebrarlo.
Y si tuviste un año de mierda, es un buen momento para festejar que se termina de una buena vez.*
También es una buena oportunidad para emborracharse en un contexto completamente aceptable, digo.
*Sí, ya sé que nada cambia con el año nuevo más que el calendario, pero hay un espíritu de «reseteo» que me resulta motivador.