
No lo quería escribir hasta no estar bien adentrada, pero acá va: este año me desafié a mí misma a retomar el hábito de bloggear de una forma bastante ambiciosa.
100 días ininterrumpidos de blogging.
Eso quiere decir que durante casi 4 meses tengo la presión interna no sólo de escribir todos los días, sino también de publicar.
Hasta ahora voy bien, aunque confieso que a veces no se me cae una idea. Como hoy, que como no sabía de qué escribir, me propuse contarles sobre mi pequeña iniciativa personal.
A veces escribo acá, otras veces en Acceso Directo, y quizás algún que otro día escriba en otros blogs como invitada, cuando ya no sepa qué más hacer.
Me está resultando un ejercicio maravilloso, por cierto, reconectarme con el placer de la escritura y el hecho de ponerme «ahí afuera» como hace años que no lo hago.
Creo que la parte difícil va a llegar durante mis vacaciones en marzo. Tengo todavía que definir si ahí también me voy a obligar a escribir todos los días (lo cual puede desembocar en un genial diario de viaje), o si puedo adelantar posts antes de irme y contarlos como «de cada día». Veremos.
Pero bueno, ahora ya saben, si algún día de estos me ven por ahí preguntando «¿De qué puedo escribir?», es que mis 100 días de blogging están apremiando.
