Octavio Fernández Mouján habla del concepto de desajuste, como algo inevitable y necesario, que nos lleva a entrar en crisis, y propio de la condición humana.
Nosotros no coincidimos con nosotros mismos. Esto a veces está bueno (no matar cuando nos enojamos) y otras veces no (por ejemplo, en la repetición).
Las crisis y los desajustes son un campo dinámico entre lo objetivo, subjetivo y participativo.
Hay 3 desajustes básicos:
1- La demanda socio-cultural contra el progreso tecnológico y científico.
A veces el progreso se impone en forma violenta. El sistema busca una solución de compromiso, que siempre resulta tensionante. Prevenir sería incorporar un tercer término, el de la cultura viva, dinámica, integradora. No se pone en duda los beneficios de la tecnología, sino el ambiente que produce.
2- Entre las necesidades elementales y los sistemas socioeconómicos.
El consumismo, la brecha entre ricos y pobres, etc. La salud no es accesible para todos. Y la peor consecuencia de esto es la drogadicción.
3- Entre el deseo de conocimiento y los sistemas educativos y socioculturales.
La necesidad de saber es pulsional; el desajuste se remonta a los principios de la humanidad. Los sistemas que dan información no siempre dan información auténtica. Y la imponen.
Con estos desajustes, el peligro que se corre es que los símbolos (que no son unívocos ni literales, sino polisémicos, con variedad de significados) se conviertan en signos (unívocos, literales, pueden volverse objeto de consumo).
Cuando el símbolo vuelve a tener su fuerza, es el símbolo vivo, no se inventa, y puede construir un valor cultural. Esto es lo que se pone en juego en la cultura viva: un ámbito propicio para cuestionar lo establecido, participar y crear. Impide que los símbolos se conviertan en signos, y busca evitar transacciones sintomáticas de dos términos, al agregar uno más. Tiene un valor transformador y creativo.
La prevención primaria es anticipación de futuro, para evitar la enfermedad integrando la “cultura viva” al ambiente establecido, de manera tal que la contradicción entre los sistemas imperantes y la búsqueda de identidad de los individuos y grupos sociales pueda ser resuelta coparticipativamente.
El modelo teórico propuesto es el de Crisis Vital, y el método, el “inventivo”, sobre el cual se aplica el hipotético deductivo.
La “gran invariante” en el estudio de la prevención primaria es la “cultura viva”, el tercer término que vuelve más dinámico al ambiente y amplía el campo de posibilidades.
Este esquema nos sirve para volver a ilustrar qué es una crisis vital: dudar de lo establecido, ampliarlo para intuir una nueva visión de la realidad que orientará nuevas respuestas tentativas. Así, se puede extender el ambiente a fin de realizar una tarea preventiva con más posibilidades de cambio. El abordaje busca:
1) Transformar una consulta puntual en ambiental, y una asistencial en preventiva también
2) Profundizar toda situación de crisis para hacerla vital
3) Ampliar el campo con el método inventivo
4) Concientizar a la población sobre lo que es “calidad de vida” para poder criticar al sistema actual de “cantidad de vida”
5) Promover la salud como desafío permanente, no conformarse con evitar la enfermedad