Hay opuestos que se atraen y se complementan, y forman un todo mejor que la suma de las partes.
Otros opuestos son peligrosos.
Uno de los peores, para mí, se da cuando dos personas que se quieren pero tienen dos visiones absolutamente diferentes de cómo encarar sus problemas.
Uno de ellos piensa «Hablemos ahora, antes de que sea un problema«.
Y el otro piensa «¿Para qué hablar, si no hay ningún problema?«.
La tragedia radica en que muy pronto se vuelve demasiado tarde.