Categoría: Ceci

  • Nostalgia cero

    Cartuchera

    Foto de Sakuraku Kitsa

    Hace poco empecé a trabajar en una campaña cuyo eje son los mejores recuerdos de la infancia, lo cual me trae, por supuesto, muchos lindos recuerdos de la mía. Pero también me doy cuenta que esa época, quizás hasta 1er o 2do grado de la primaria, es la única que recuerdo con nostalgia.

    Durante la primaria me recuerdo como una niña muy temerosa e insegura. No miedosa de cosas como la oscuridad o los ladrones. Miedosa de estar haciendo algo mal, miedosa de los reproches de las maestras, insegura de mi propio valor.

    Ojo, mi infancia fue realmente muy buena, pero cuando pienso en el colegio primario, esa sensación de temor (que atribuyo, para qué ocultarlo, a las monjas del colegio al que iba) me resulta angustiante. La verdad, no siento nada de nostalgia por esos años.

    Algo parecido me pasa con el colegio secundario. La adolescencia es una época turbulenta para todos, así que aquí no me voy a creer única ni especial. En mi caso, la mejor forma de describir cómo me sentí durante casi los 5 años del colegio es “inadecuada”.

    No era lo suficientemente linda (más bien todo lo contrario), o astuta, o graciosa. Lo único que era (o al menos así me consideraban) era inteligente, pero esa inteligencia no la pude aprovechar para terminar de encajar bien en ningún grupo. De nuevo, pasé buenos momentos, pero el secundario, a diferencia de muchas otras personas, no es algo a lo que quisiera volver.

    ¿A dónde voy con todo esto? ¿Es un post emo lamentándome por mi pasado?

    No, para nada. Muy por el contrario, es una reflexión sobre cómo pocas situaciones de mi pasado me causan nostalgia, y cómo eso quiere decir que cada vez me siento más cómoda donde estoy, con cada paso que doy.

    Cada nueva etapa que afronto supera a la anterior, le da un giro de tuerca, me ayuda a resolver algún tema pendiente. Creo que es un gran signo de crecimiento personal, aunque sea en algunos aspectos.

    Nostalgia cero por muchísimos años que, a medida que pasa el tiempo, son un capítulo cada vez más chico de mi vida.

    Mi presente me gusta, y me quedo con la sensación de que la vida me tiene deparadas aventuras cada vez mejores.

  • Sueños, sueños, sueños

    Anche casi no dormí. Bah, aparentemente sí dormí, pero lo que no logré fue descansar.

    Di muchas vueltas en la cama, me desperté varias veces, dormité un rato largo y, las veces que logré dormirme, tuve sueños que me perturbaban.

    Creo que lo más molesto es dormitar, odio cuando me pasa. Estoy tirada en la cama entre dormida y despierta, con una situación a la que le doy vueltas, y vueltas y vueltas. Estoy metida en la situación, no soy consciente de su irrealidad, pero tampoco estoy descansando. Anoche, dormité con que estaba en un micro escolar, y tenía que presentar un trabajo práctico que no había hecho, para una Universidad muy prestigiosa. Había otros detalles que no vienen al caso, pero era molesto. De hecho, me levanté un rato de la cama y tardé en recordar que ya terminé la carrera.

    Además tuve muchos sueños, todos relacionados con distintos aspectos de mi vida: laboral, familiar, personal. Y en todos los sueños tenía problemas, o situaciones que me angustiaban.

    En muchos de mis sueños no podía hablar. Alguien me quería atacar y no podía gritar. O me llamaban por teléfono y no podía ni siquiera contestar quién era.

    Justo el martes les decía a mis alumnos que, para Jung, los sueños son una manifestación del estado actual de la psique. Digamos, una expresión de lo que nos está pasando. Claro que me pasan muchísimas cosas buenas, pero anoche, mi mente me pasó una película de todas las que me preocupan. No espero con ansias una secuela.

    Foto: jjambien1

  • Agotada

    Exhausta

    Foto de Riot Jane

    Estoy cansada. Físicamente cansada. Agotada. Es uno de esos días en los que lloraría simplemente de cansancio aunque no haya nada que me entristezca.

    Estoy bien, muy bien, el resto de las cosas en mi vida están en orden pero hoy me agobia el cansancio. Pero también estoy con ganas de escribir, así que si quieren, pueden acompañarme mientras mi cuerpo se va relajando en la silla y me voy olvidando del largo día que tuve (no así de los que me esperan).

    Después de algunas semanas bastante tranquilas, nuevamente a las corridas con los horarios. Llegar temprano al trabajo, salir e irme a danzas o a la facultad, hacer las mil cosas que tengo que hacer.

    Frustrarme muchísimo por los problemas con Personal (mi operadora de telefonía móvil) que me hace la vida imposible y me dejó sin Internet móvil por motivos que detallaré en otro momento.

    Llegar a casa cerca de las 10pm, sin tiempo de casi nada, aunque esa falta de tiempo me obliga a desconectarme (bueno, ahora también el viaje en bondi, ya que no puedo usar el teléfono).

    Estoy cansada, agotada, pero no me quejo. Todo lo que hago me gusta. Hoy por ejemplo, disfruté muchísimo dar clases, y me di cuenta cuánto extrañaba a mis alumnos. Uno hasta me sorprendió muchísimo: linuxero y bastante metido en la movida 2.0 aunque estudie psicología.

    Ahora a sacarme las medias, el jean, deshacerme de toda la ropa que me tuvo prisionera desde demasiado temprano y meterme en el piyama. Una esperada charla por teléfono es todo lo que separa a este día de su fin. Después de eso, a dormir, que mañana empieza otro largo, largo día, de esos que no se terminan hasta muy tarde.

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    p align=»justify»>Pero calavera no chilla.

  • Está todo bien, nena

    Una noche de noviembre, en la esquina que ven en la foto (Honduras y Juan B. Justo), me rompieron el corazón por primera vez en mi vida. Tenía 17 años y, por supuesto, sentía que el mundo se iba a acabar.

    Claro que en vez de acabarse, el mundo se hizo inmenso, yo me hice más fuerte, viví cosas mejores, me mandé algunas cagadas, y muchos años (y muchas lágrimas, y muchas risas) después, me encontré caminando nuevamente por allí, de noche –hace algunas semanas con una amiga.

    Me imaginaba entonces que las líneas de tiempo se superponen. Me imaginaba que mientras Ceci de 17 años lloraba sentada en el macetero de una estación de servicio, Ceci de 25 la mira desde la esquina de enfrente. Y con una sonrisa cómplice le dice «No te preocupes, nena, está todo bien».

  • Se vuelve irrelevante

    When you start to know someone, all their physical characteristics start to disappear. You begin to dwell in their energy, recognize the scent of their skin.
    You see only the essence of the person, not the shell.
    That’s why you can’t fall in love with beauty. You can lust after it, be infatuated by it, want to own it. You can love it with your eyes and your body but not your heart.
    And that’s why, when you really connect with a person’s inner self, any physical imperfections disappear, become irrelevant.

    Esto trataba de explicarle a mi hermana hace un par de noches, mientras charlábamos de algo que le preocupaba. Ojalá mis palabras hubiesen sido tan precisas como estas.

    Me gusta hallar en las palabras de otra persona (Lisa Unger en Beautiful Lies) un reflejo tan fiel de algo en lo que creo desde siempre.

    Vía: Imágenes en mi mente

  • The story of my life

    …en las últimas semanas, al menos.

  • La mejor versión de uno mismo


    Foto de Jason Combs

    Hace ya algunas semanas que hay un tema que me viene dando vueltas en la cabeza, y es sobre la mejor versión de uno mismo.

    Pensaba –porque a veces pienso– que todas las mañanas antes de salir de casa (o quedarnos, por qué no) tenemos la opción de elegir con qué versión de uno mismo vamos a afrontar el día. Pero claro, que tengamos la opción no significa que siempre elijamos a conciencia. Y pudiendo dar más de nosotros mismos, muchas veces nos limitamos a alguna versión promedio, cuando no mediocre.

    Cuando digo la «versión» de uno mismo, me refiero a muchas cosas: la forma en la que nos vestimos, cuánto nos arreglamos, la higiene personal, el estado de ánimo, la buena voluntad, la predisposición para hacer las cosas, etc. Me imagino que tenemos un ecualizador interno en el cual vamos regulando estas y otras variables, y con eso generamos distintas versiones de uno mismo.

    Por ejemplo, para ir a una fiesta seguramente elevemos mucho nuestras barras, nos peinemos y vistamos de una forma agradable, nuestro humor sea bueno, y las ganas de pasarla bien y agasajar a quien nos invitó estén bien arriba. Lo mismo si tenemos una reunión importante de trabajo. Pero para sacar a pasear al perro a la noche probablemente dejemos que las barras caigan, no importa si las zapatillas están rotas, y la campera no combina con el jogging (y del peinado ni nos acordamos directamente).

    (más…)

  • Malhumor x10

    Disclaimer: este post lo estoy escribiendo en el bondi desde el telefono. Sepan disculpar la falta de acentos.

    Twitter esta caido. Y eso es un problema porque estoy de mal humor y en vez de tirar algun twitt que no diga demasiado al respecto, tengo la app de WP en mis manos y me voy a descargar en el blog.

    Estoy con un humor de perros, llegando tarde a jazz porque la Fail Whale decidio comerse los mensajes que tenia que poner en un reporte, y me quede haciendo F5 un rato largo sin exito, a ultimo momento, y no sirvio de nada.

    Estoy de mal humor porque me siento frustrada, muy frustrada, invisible, aferrandome a algo que ame con el alma y que ahora no logro hacer funcionar. Y mi mente ciclotimica se va de un extremo al otro; por momentos pienso en tirar la toalla, en otros encuentro la motivacion y me convenzo de que todo va a estar bien. Lo que peor me pone es creer que empiezo a hacer las cosas mejor y chocarme con una pared. Es una situacion agotadora.

    Y en 10 minutos deberia estar en cambiada y calzandome las mediapunta, pero estoy lejos, sigo en el 132 y voy a llegar tarde.

    Esto, señores, es un desahogo, un «haganme compañia en el colectivo mientras frunzo el entrecejo y aprieto los dientes». Se que las cosas importantes estan en orden, y son muchos mas los motivos que tengo para sonreir que para hacer berrinches. Y esas cosas importantes van a hacer que en un par de horas ya ni piense en esto (hasta que me vuelva a sentar frente a la PC mañana, al menos).

    Pero ahora, solo por ahora, este post va desde el ego y la frustracion.

    Por su atencion, muchas gracias.

  • Tesis

    Ya me cansé. Necesito terminar de una buena vez con el trabajo final.

    (La imagen –que tan bien representa mi situación con respecto a la Tesis en los últimos meses– es de Phd Comics)

  • Ya no te afecta

    …y entonces una mañana en pleno invierno te das cuenta de que hay cosas que ya no te afectan.

    Ya no importa el frío que parece que te va a arrancar los dedos, no importa que el bondi no llegue, no importa viajar parada. Dormir se vuelve opcional y el hambre (casi) no te pone de mal humor.

    And it rocks.