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  • 2UP

    Hace más o menos un año, una noche marcaba el fin de una era en mi vida, y el principio de cosas nuevas y maravillosas.

    Más o menos un año después me encuentro afianzada, enfrentando nuevos desafíos, tratando de tomar las decisiones correctas y controlar mi ansiedad. Algunas personas se fueron de mi vida, dando oxígeno y lugar para que crezcan relaciones que me enriquecen cada día. Me llenan. Me hacen crecer como persona.

    A veces este camino de crecer es suave y placentero, otras veces es agotador y te deja tirada a la noche sin poder dormir.

    Pero en el fondo está la certeza de que lo bueno y lo malo solo me están guiando para seguir avanzando, encontrando mi camino. Y si me equivoco, un 2UP es todo lo que hace falta para retomar el camino (y tener un poquito extra por las dudas).

    Y eso es motivo de celebración.

    Party on.

  • El largo plazo también existe

    El burro de Buridan está a medio camino entre una pila de heno y un balde de agua. Mira de un lado al otro, tratando de decidir entre el heno y el agua. Sin poder tomar una decisión, eventualmente se cae y muere de hambre y sed. El burro no podía pensar en el futuro. Si hubiese podido, se hubiese dado cuenta que podría haber tomado el agua primero, y comido el heno después. Solo necesitaba previsión y paciencia.

    Hay días en los que me siento como ese burro. Me debato entre las cosas que quiero para mi vida y me paralizo, me frustro, me desespero. Quiero crecer laboralmente pero quiero tiempo libre, quiero dedicarme a mis proyectos pero me interesa desarrollarme en el servicio para otros. Siento que todo se me juega ahora mismo, y me olvido que existe también el mañana.

    Y es que aunque soy firme creyente de que uno tiene que perseguir sus sueños en el presente, últimamente me olvido que también existe (al menos muy probablemente) un mañana. Que todavía soy chica, que puede bien haber un momento para tomar agua, y otro para comer heno.

    Mi mantra de estos días: «hay un momento para todo»

  • El chispazo

    No creo en el amor a primera vista. El amor de verdad implica conocer mucho más de la otra persona de lo que se puede vislumbrar en un primer encuentro. Pero si hay algo que creo que nunca falla es el chispazo.

    another match point

    Sentir el chispazo es encontrar esa conexión inmediata con la otra persona, las ganas estar con él, el sentirte contenta a su lado, el nudito en la panza antes de verlo, la certeza total de que esa es la persona con la que querés estar. Y esto, para mí, es algo que pasa bien al principio (hablo de horas o días) o no pasa más.

    Ojo, ese «bien al principio» no significa necesariamente la primera vez que se conoce a una persona, pero sí apenas pasa de una relación X a una relación más romántica/amorosa/sexual. Alguien puede estar en tu vida desde hace mucho tiempo, y sin embargo en el momento en el que sentís el chispazo ya no hay vuelta atrás.

    El chispazo no es garantía de que una relación vaya a funcionar (para eso hace falta algunos ingredientes más), pero sin él, está definitivamente condenada a muerte, ya sea en semanas o en años (si es años, serán años de buscar permanentemente ese «algo», que nunca va a aparecer).

  • ¡Momentos culminantes!

    On the road again ... / De nuevo en el camino ...

    A veces, en las publicidades de telenovelas, cuando estaban en un momento clave de la trama, el relator de Telefé le metía la exclamación ¡¡Momentos culminantes!!

    Esta semana creo que pasé de «todo como siempre» a «momentos culminantes» sin verlo venir, ¡no les puedo explicar los nervios que siento desde que entregué la tesina! Eso sumado a otras cuestiones que no vienen al caso hoy me tienen con bichos en la panza, que a veces se sienten como mariposas y a veces como Gremlins.

    Son esos momentos en los que sentís que mucho puede cambiar, o que tenés oportunidades, que querés empezar proyectos nuevos, o que es inminente el cierre de un ciclo…

    Días como hoy me siento presa de los nervios por un lado, y llena de energía y ganas de hacer cosas nuevas por otros.

    Por suerte hay algo muy bueno: estos momentos culminantes tienen ansiedad, pero nada de drama.

  • Cosecharás tu siembra

    Crops

    Soy colgada. No lo digo como algo bueno, no como algo de lo que me enorgullezca, ni siquiera en tono condescendiente. Si tuviera que remarcar un defecto de mí, es que soy colgada.

    Me olvido de llamar por teléfono a mis amigas, le cuento chistes a las mismas personas que me los contaron originalmente, y dejo pasar mucho tiempo antes de resolver temas importantes.

    Ahora me toca hacerme cargo de haberme colgado durante tanto tiempo con temas de la facultad, para finalmente poder tener mi título.

    Falta poco, pero mis acciones (o mejor dicho, omisiones) me pesan más que nunca.

    O quizás solo son los nervios.

  • Somos inconscientes

    iiiil><liiii

    Cualquiera de nosotros cruza mal la calle, seguros de que vamos a poder llegar al otro lado antes que el auto llegue a nosotros.

    Cualquiera de nosotros no se pone el cinturón de seguridad en el taxi, total el viaje es corto y la ciudad no es tan peligrosa.

    Cualquiera de nosotros fuma, porque el alivio temporal de la nicotina es más importante que alguna consecuencia remota, que de todas formas seguro no le pase a uno.

    Cualquiera de nosotros no usa preservativo alguna vez, porque seguro que la otra persona es de confianza, con una vez no pasa nada.

    Cualquiera de nosotros decide volver manejando, total solo fueron dos copas de más.

    Cualquiera de estas frases puede aplicarse a vos, o a mi, o a un amigo, o a un familiar.

    Y no lo hacemos porque no sepamos los riesgos. Sabemos que el cinturón de seguridad puede ser la diferencia entre un brazo roto y morir contra el asfalto, sabemos que una sola vez puede bastar para contagiarte HIV, sabemos que el cáncer de pulmón está matando cada vez a más gente (y si no te mata, te hace pasarla muy, muy mal). Lo sabemos.

    Creo que no somos conscientes de nuestra propia mortalidad, que lo «sabemos», pero no lo llegamos a entender, estamos seguros que podemos hacer lo necesario para seguir vivos.

    Hasta que pasa algo que te recuerda que la vida se puede terminar en cualquier momento, y entonces te das cuenta que estabas dando mucho por sentado.

  • Sé la persona que tu perro cree que sos

    Si uno trata de ser una buena persona, creo que pocos consejos pueden ser tan simples y acertados al mismo tiempo como este:

    Sé la persona que tu perro cree que sos.

  • Fake it till you make it?

    Hay un aspecto del «fake it till you make it» que me parece super positivo.

    Es la actitud de «voy a llegar», de empezar a vivir tu vida deseada antes de que las condiciones sean perfectas. Escribir en tu blog de una semana como si llevases años y te leyeran millares. Vestirte como si fueses a la reunión más importante de tu vida aunque solo sea un primer acercamiento. Es la convicción de que eso es lo que querés para tu vida, y que no tenés que esperar a que todo esté perfecto para ponerte en el papel.

    Pero también creo que no podemos perder el contacto con la realidad; saber en qué momento de tu camino estás, que empezar a comportarte como la persona que querés ser es solo un aspecto, pero que si nos olvidamos de todo lo que queda por recorrer podemos comernos nuestro propio personaje, y eso puede salir mal.

    (Con la parte de «fake it» no me refiero a engañar a nadie ni a caretearla, por supuesto; me refiero a la convicción encarnada de lo que querés)

    Reflexiones de un viernes por la mañana con mucho, mucho dolor de cabeza.

  • Que te pasen a buscar por el trabajo [#6]

    Esta entrega de Pequeñas Cosas solo la van a apreciar los que se manejan en transporte público y no tienen auto (o no saben manejar).

    Pero pongámonos en clima: día eterno, estás agotado, y la vuelta a casa parece un martirio interminable de embotellamiento, rezar que el colectivo/tren/subte tenga algún asiento libre y que el tiempo pase rápido.

    Entonces alguien te dice «estoy con el auto cerca, paso a buscarte».

    La gloria misma.

    (Gracias mamá)

  • Terror

    Weathered:  Paris, Idaho, 2 Cada tanto, en mi vida, me doy cuenta de que hay algo que me gusta desde hace mucho tiempo, aunque nunca lo haya pensado de ese modo.

    Me pasó con cosas muy triviales, como darme cuenta que cierto artista es uno de mis favoritos, y con cosas que me cambiaron la vida, como “hey, la verdad siempre me gustó la tecnología”.

    Hoy me di cuenta que siempre me gustó la literatura de terror. Es decir, más adulta siempre supe que Stephen King era uno de mis autores favoritos. Pero hoy me acordé que de chica me encantaban las historias de terror. Leía y releía los cuentos de la serie Socorro de Elsa Bornemann, y coleccionaba ejemplar tras ejemplar de R. L. Stine, tanto de la serie Fear Street como de los (a mi gusto, mejores) Escalofríos.

    ¿Alguna vez les pasó que de golpe reconozcan algo de ustedes mismos que estuvo presente toda su vida?