Autor: Ceci

  • No soy yo, sos vos

    Reading

    Si ves un cuadro maravilloso que te fascina ¿tiene alguna importancia si te enteras que la pintora no ha pagado sus impuestos? ¿Dejarías de admirar el cuadro?

    Con esa frase Derek Sivers comienza una breve reflexión sobre un tema que a mí me parece bastante importante: la persona (y personalidad) detrás de las cosas que leemos o consumimos de alguna otra forma.

    Cuando nos acercamos a una obra de cualquier tipo, o alguna iniciativa, es normal que queramos saber sobre las personas que están detrás de cada una de ellas. El problema es que es muy común que después de eso pasemos a confundir los dos niveles, el de la persona que lo escribió y el del contenido en sí mismo.

    Esto da lugar a dos fenómenos que veo con mucha frecuencia:

    • Si nos gusta esa persona, pasamos a idolatrar cualquier cosa que haga, sin reflexionar sobre su calidad. Lo convertirmos en una especie de «ídolo» incuestionado.

    • Si no nos gusta esa persona, pasamos a criticar sus obras o ideas, sin detenernos a evaluar realmente el valor de las mismas, o cuánto podría habernos servido.

    Estas dos situaciones constituyen una pérdida (de criterio por un lado, de algo potencialmente valioso por el otro). Así, dejamos que la situación económica, las actividades privadas, el sexo, las costumbres o la orientación política de una persona se vuelva tanto o más importante que lo que esa persona hace o dice. Y al menos que tengas una relación personal con esa persona, creo que no debería ser así, que no contribuye a nada. (Eso sentí en gran parte cuando hicimos la campaña de No al Impuestazo, cuando mucha gente estando de acuerdo con lo que pedíamos, nos descalificó por cuestiones personales de cada uno, algo que no le concernía a nadie más. Vaya uno a saber por qué.)

    Lo importante, lo que tenemos que recordar, es que no importa quién es esa persona sino qué podemos sacar de sus escritos. Si nos sirve, si nos ayuda, si nos enriquece, si estamos de acuerdo o si todo lo contrario. Cómo podemos usar eso para que su breve (o prolongado) paso por nuestra vida deje una huella positiva, ya sea porque nos vino bien, o porque estuvimos en desacuerdo y nos llevó a una buena reflexión.

    Yo me he encontrado de todo un poco en este aspecto: autores que me caen bien a nivel personal y cuyas obras admiro, algunos a quienes aprecio y considero ejemplos en muchos sentidos pero quizás no en alguna área, y personas que escriben cosas admirables, pero que en lo personal no los querría ni cerca. Y a cada uno me esfuerzo por valorarlo de la mejor manera posible. Cuando el que me cae mal escribe algo, resisto el impulso inicial de descalificarlo hasta no leer todo, hasta saber que si no me gusta, es por la nota, no por él o ella. Y si me pareció bueno, es tragarse el orgullo y reconocerlo. Lo mismo si la obra es de alguien a quien aprecio: aunque mi mente tienda a calificar como «bueno» todo lo que pueda hacer, trato de ser abierta y poder aplicar la crítica.

    Lo que importa no es quién soy yo, sino si este post (o cualquier otro) te puede servir, si le podés sacar algo provechoso. No se trata de mí. No soy yo, sos vos el que importa.

  • Algo que te haga sonreír

    Creo que siempre tenemos que tener a mano algo que nos pueda hacer sonreír en cualquier momento. Algo así como un «alegrador de emergencia» para cuando necesitamos un cheer-up express.

    En mi caso tengo varias de esas cositas. Algunas son objetos físicos, otros son personas, y otros, recuerdos.

    Uno que indefectiblemente puede hacerme sonreír hasta en los días más caóticos es mi sí-Ceci-ya-nos-cansamos-de-que-la-muestres foto con Stan Lee. Simplemente me da una inyección de felicidad pensar la forma en la que el Universo se alineó para que se pueda dar ese momento mágico con el creador de tantos de mis personales favoritos, en un lugar increíble como Las Vegas.

    Me and Stan Lee

    Esta foto me recuerda que cosas maravillosas pueden suceder cuando menos lo esperamos, y por eso tiene un valor doble para mí.

    Y a ustedes, ¿qué los hace sonreír?

  • Reset

    Año nuevo es una cosa especial, por lo menos para mí.

    Me sorprende cómo, a pesar de que nada cambia (el 1ro de enero es solo un día después del 31 de diciembre, el clima persiste y hay que seguir trabajando), mi mente automáticamente se «resetea».  Año nuevo implica un nuevo comienzo, aunque nada en el mundo físico lo indique.

    Es así como ayer me puse a dar vuelta mi habitación para ordenarla, limpiarla, hacerla «mía» y deshacerme de todo aquello que ya cumplió un ciclo en mi vida.

    También me sentí invadida por mucha energía y ganas de llevar adelante un montón de proyectos.

    Año nuevo para mi es un reset que funciona de maravilla, aunque nada haya cambiado en el mundo que me rodea.

    ¿No les pasa?

  • 2011

    Bienvenido :)

  • Mi balance de 2010

    Puedo decir sin temor a exagerar que 2010 fue el año más intenso de mi vida. Me pasaron tantas cosas buenas y malas que cuando las recuerdo siento que tuvieron lugar durante al menos 5 años, y me cuesta entender que pasó todo en el mismo período de 12 meses.

    Para empezar, mi comienzo de año fue fabuloso, en Las Vegas con el CES y luego de vacaciones en Los Angeles, donde conocí muchos lugares con los que siempre había soñado. Pero cuando volví a aterrizar en Buenos Aires, las cosas se fueron poniendo más y más difíciles.

    Es así como mi 2010 se dividió en dos mitades muy claras. La primera fue triste, pesada, oscura, llena de dolores y lágrimas.

    En un período de menos de dos meses tuve que hacer 3 duelos que aún hoy me hacen llorar cuando me toman desprevenida.

    El primer golpe llegó con la muerte de mi tía Juani, a quien se la llevó un ACV. No fue traumático y agradezco que para ella haya sido rápido y sin sufrimiento. Ya era grande y después de una vida en la que la peleó como pocos, llegó su momento de descansar en paz. Sin embargo, nunca había sentido de grande el dolor de perder a alguien que te haya amado en una forma tan incondicional. El vacío que dejó en mi vida y la de toda mi familia va a ser imposible de llenar, y las lágrimas que derramamos al recordarla en la cena de Navidad no son más que el signo de todo el amor que le tuvimos, y que ella nos dio. Hoy, solo quiero estar agradecida por haber tenido la gran suerte de ser su sobrina.

    (más…)

  • Cicatrices

    Mis cicatrices son parte de lo que soy.

    Pero yo no soy mis cicatrices.

    Y ya es momento de dejarlas ir.

  • Lo que aprendí en 2010

    Este año fue uno de muchísimo aprendizaje para mí, en muchos niveles diferentes.

    Aprendí que el poder del perdón es fuerte, y que depende solo de uno mismo si así lo queremos. Que compararte compulsivamente te envenena el alma, pero darte cuenta de eso te libera. Que se puede vencer el miedo, incluso el que te acompaña desde hace años. Y que en momentos de crisis hay que decirle NO al drama.

    Seguí sosteniendo que hay cosas que no tenemos que confundir, que no todo tiempo pasado fue mejor y que hay algo que distingue siempre a las grandes mentes. Me miré hacia el pasado y sonreí diciéndome que está todo bien.

    Descubrí que aunque haya problemas de fondo y que los asuntos pendientes a veces te perturben, no hay que perder la esperanza, porque la vida te puede cambiar radicalmente en dos semanas, que no hay que bajar los brazos y tratar de ser siempre la mejor versión de uno mismo (incluso los días en los que terminé agotada).

    Como soy bastante obsesiva, valoré más que nunca el valor de la rutina. Y cuestioné los conceptos de belleza, cómo veo a las personas por default, y hasta cómo suelo favorecer a mis amigos.

    2010 ha sido un año increíblemente intenso, pero este no es mi balance. Mi balance está aún por venir.

    ¿Qué aprendieron ustedes este año?

  • Perdonar

    Perdonar aunque no estén arrepentidos, aunque no te hayan pedido perdón.

    Cuando vivimos situaciones en las que nos hemos sentido agraviados, maltratados, despreciados o no valorados, y nunca pudimos «hacer las paces» con la otra persona, es difícil seguir adelante. Pero esta frase a mi me hizo un click muy grande.

    Perdonar no tiene que ver con que la otra persona te pida disculpas, por lo menos no por completo. Tiene que ver con, internamente, poder soltar esa situación, soltar los agravios, perdonar a esa persona en esa situación, y también a vos mismo en esa situación, por tu parte (grande o pequeña) en el incidente.

    El perdón y el agradecimiento son dos grandes formas de sanar situaciones pasadas (parte de mi tesina, por cierto), y lo mejor es que trascienden el tiempo y las distancias. Gracias a estas dos cualidades pude, por ejemplo, cerrar heridas de muchos años, relacionadas con gente que hace mucho que no son parte de mi vida, y con quienes nunca volví a hablar.

  • Comparaciones

    Blythe body comparison

    Una de las cosas más importantes que aprendí este año es que compararse con otros es una enfermedad, una de las peores cosas que te podés hacer a vos mismo. Ya sea porque te hace sentir peor, o porque te da una falsa sensación de ser mejor.

    El único parámetro válido somos nosotros mismos, nuestra propia satisfacción, bienestar, felicidad. Creo que cada uno tiene que tener su norte y hacia allí apuntar, y no al norte de los demás. Al fin y al cabo, cada persona es única por sus características, historias y circunstancias, y casi cualquier cosa que puedas comparar en realidad no se aplica a tu propia vida.

    Es por eso que desde hace meses que dejé de compararme con los demás, y solo trato de superarme a mí misma –algo tanto o más difícil, por cierto. Y aunque espero estar creciendo a nivel personal, por lo menos sé que me ha traído mucha paz mental y claridad sobre mis propios objetivos y deseos.

    (Creo que una excepción a esto puede ser cuando admiramos a alguien por X motivo, y entonces lo usamos de «guía» para crecer nosotros mismos, pero solo debería ser un estímulo).

  • Seamos fuertes

    Desde hace días que en Argentina estamos viviendo –sí, otra vez– una situación política y social muy tensa.

    No estoy acá para dar mi opinión al respecto. No estoy acá para defender a un partido político ni para tratar de intuir las causas que nos llevaron a esto.

    Estoy acá para pedirles que nos mantengamos fuertes, que nos mantengamos unidos.

    El momento de tirar mierda para el político que no nos gusta (sea Cristina, Macri o el que te parezca) ya pasó, y lo que se está generando es una escalada de violencia que no puede llevar a nada bueno. Nos están dividiendo, nos están haciendo pelear entre nosotros. Divide y triunfarás, y lo único que puede triunfar si no permanecemos fuertes como pueblo es la violencia, el caos, el atropello.

    Seamos fuertes, no dejemos que nos pase otro 2001. Defendamos nuestros derechos como pueblo, defendamos a nuestros hermanos, defendamos la paz y la democracia.

    Después llegará el momento de hallar responsables, pero cortemos cada uno desde nuestro lugar esta escalada violenta, paremos de generar odios entre nosotros.