Anoche estaba volviendo a casa, agotada, pensando en cualquier cosa, cuando alguien me llamó por mi nombre. Pero no el que figura en el documento, sino ese que usaba hace tiempo y a lo lejos en los foros de animé cuando recién arrancaba la década.
Un viejo amigo a quien no veía desde hace al menos 6 ó 7 años me había reconocido mientras yo iba distraída, y nos pusimos a charlar un rato largo. Una de esas charlas con quien compartiste mucho en el pasado, y que sabés que actualmente las vidas de ambos son completamente diferentes.
Me resultó divertido, lo vi grande, maduro, cambiado. Me gusta cuando pasan esas cosas, cuando puedo encontrarme con gente de mi pasado y ver que han avanzado en un largo camino, dejando atrás la etapa que en algún momento nos unió.
De todo lo que me dijo, hay algo que me puso particularmente contenta. Cuando le conté que tengo blogs y me dedico a esto, me comentó que siempre le pareció que yo escribía muy bien, que tenía un buen estilo de redacción, y una forma de escribir clara y precisa, separando bien los tantos (en largos posts en el foro).
Me hace sonreír pensar que eso haya sido así desde hace tanto, y que aunque nunca me lo hayan dicho, había alguien que podía reconocer en mí lo que hoy es una de las cosas que más me gustan de mi persona.