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Juani

Anoche soñé con ella.

Era parte de un sueño más grande, una temática recurrente en mí: estoy corriendo, escapando de algo o alguien en algún enorme edificio lleno de escaleras. Subo y bajo, me meto en corredores estrechos, con la esperanza de que quien me persigue pierda mi rastro.

Y entonces, después de subir y bajar incontables tramos de escalones, llego a un lugar cálidamente iluminado, y ahí está ella.

Está radiante, en camisón blanco con algún estampado delicado, casi infantil. Su piel se ve sana, hermosa, su pelo lacio, abundante. Está bailando, y yo sé que va a estar todo bien, que ella está ahí.

Me despierto, no recuerdo el sueño hasta un par de horas más tarde. Escribo esto desde el 5 para no olvidarme.

Con lágrimas en los ojos, recuerdo que aunque su cuerpo se haya muerto hace meses, está viva en el corazón de todos los que la amamos, y a los que ella amó tan incondicionalmente.

Y si hay un cielo, sé que desde ahí arriba me cuida, y que algún día, dentro de muchos años, la voy a abrazar de nuevo, y agradecerle todo el amor que me dio en vida.

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